sábado, 7 de septiembre de 2013

Storytelling: Poniéndonos de acuerdo (y II)

Terminábamos la primera parte de este post haciéndonos una pregunta: ¿de qué formas puede incorporar una empresa el storytelling en su estrategia de Marketing y  Comunicación? 

La respuesta es sencilla: de tantas como le permita la imaginación y el atrevimiento de las personas que deciden esa estrategia.

Hay compañías que basan la práctica totalidad de sus actividades de marketing en el storytelling. Bien es cierto que no son muchas, porque lo primero que deben tener estas compañías es un historia propia que contar: la historia de su marca. Después, pueden construirse otras historias alrededor de cada producto o servicio. Y combinarlas todas, utilizando los medios a su alcance e integrándolos convenientemente. Desde publicidad impresa a social media, pasando por la televisión. Y… ¿por qué no? Incluyendo, si es posible, el merchandising del producto. El ejemplo más representativo que conozco de una empresa que actúe de esta forma es Lego®. Dedicaremos una próxima entrada del blog a hablar sobre esta marca.


En el extremo opuesto, tenemos a aquellas empresas que utilizan únicamente datos y comunicación descriptiva en sus actividades. Suelen ser empresas B2B, con una alto contenido técnico en sus productos. No quiere esto decir que no puedan recurrir al storytelling si se deciden a ello. Los testimoniales de clientes y los Case Studies son opciones muy válidas. 



En el medio, tenemos toda la gama de grises que van del blanco al negro. Es lo más habitual: empresas que siguen una línea tradicional de comunicación y, de tanto en cuanto, realizan una campaña basada en storytelling. Si les va bien, repiten.

En próximas entradas del blog vamos a analizar campañas de storytelling. A veces, será simplemente un spot de televisión o, como cada vez resulta más habitual, vídeos producidos para su distribución viral a través de YouTube

Imaginemos un vídeo que dura 100 segundos, de los cuales 70 nos cuentan una historia y 30 se emplean en la descripción del producto. Estaremos entonces hablando de un storytelling del 70%. La proporción puede invertirse y dar más peso a la parte descriptiva. 

¿Cuál es la proporción ideal? De nuevo no hay reglas fijas. Dependerá del producto y de la idea de la que surge la campaña. En general, puede decirse que solamente las marcas muy asentadas y con un gran conocimiento de marca, entre su público objetivo, pueden permitirse el lujo de un storytelling cercano al 100%. Cuando esto ocurre, estaríamos hablando de algo muy parecido al Product placement.

Y para finalizar: ¿Es siempre bueno el storytelling? Respuesta: No, no y definitivamente NO

De la misma forma que hay novelas buenas, malas y regulares, hay campañas de storytelling buenas, malas y regulares. La mejor manera de evaluarlas sería teniendo acceso a las estadísticas de ventas de las empresas. Como eso no va a poder ser, tendremos que fiarnos de nuestro criterio.


Pero bueno, ya está bien de teoría. Ahora, manos a la obra.

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